martes, 8 de septiembre de 2015

Cómo comprar un traje

 



Primero, imagínatelo

La adquisición de un nuevo traje no empieza en la tienda, sino en tu cabeza. ¿Es un traje de trabajo? ¿Para una cita por la noche? ¿Para la boda de tu amigo? ¿Las tres cosas? Si sabes estas cosas podrás tomar las decisiones correctas, empezando por el color.



- Gris: Si es el primer traje que compras, que este sea tu punto de partida. Un gris carbón, de lo más sencillo, combina con cualquier cosa y lo puedes llevar a donde sea. Es el traje estándar. En general, es imposible equivocarse con él.

- Azul: El del pedrigrí es el azul marino, aunque también puede ser un tono de azul un poco más brillante, un poco más intenso. Y de hecho es lo que hará con cualquier cosa que lo combines: le aportará un poco más de intensidad.

- Marrón:  El color marrón constituye un elemento sorpresa. Un traje café es excelente para complementar una colección de trajes ya bien formada.

- Negro: No es tan a prueba de errores como creerías. Puedes pensar que te ves como un miembro de The Strokes cuando en realidad pareces guardia de seguridad, a menos que integres ciertos elementos inconfundiblemente rock-star.

Estos son los colores básicos para un traje.

Define tu actitud

Tienes dos opciones. Con la solapa americana, de muesca clásica, no hay lugar para errores, sabes qué esperar. La solapa en pico es más formal y más llamativa: se proyecta hacia afuera y hacia arriba, apuntando hacia tu hombro. Es una movida típicamente europea para señalar quién manda.

Tienes dos opciones de solapa.

Aprende a contar

El saco de dos botones es como el Wayfarer de los sacos de traje, porque se le ve bien a todo mundo. El de un solo botón es una opción de estilo que se le ve bien a los tipos delgados, mientras que el de tres botones, a estas alturas, ya se ve un poco pasado de moda.

Elige tu saco dependiendo de tu complexión.
Asegúrate de que esta cosa te ajuste como debe
Cuando compras un traje en una tienda, encontrar el atuendo perfecto es en realidad un mito. Sin embargo, puedes acercarte mucho a ese ideal si sabes qué debe ajustar en dónde y lo señalas en el espejo del probador, para que el sastre pueda arreglarlo.

- Brazos: Deben envolver tus extremidades y permitir que se asome alrededor de 1.2 cm del puño de la camisa. Pero tampoco te obsesiones, porque cualquier sastre verá de inmediato el largo correcto y detectará si los brazos del saco son demasiado anchos.

- Cintura: Abotónate los pantalones a la cintura (alrededor de 2.5 cm debajo de tu ombligo). ¿Los sientes demasiado sueltos? Dile al sastre.

Asegúrate que cada cosa esté en su lugar.
- Dobladillos: La mayoría de los trajes que se compran en tiendas tienen los dobladillos apenas hilvanados, así que no puedes comprar un traje hoy y estrenarlo mañana. Pídele al sastre que los ajuste para que las perneras rocen apenas la parte superior de tu calzado. Es más, pregunta si la tienda ofrece ese servicio de manera gratuita.

- Torso: Con el saco abotonado, desliza tu dedo pulgar entre el botón y tu estómago. Si tu dedo se siente ceñido, bien. Si lo sientes holgado, puedes ajustar un poco el saco. Pero si lo sientes demasiado apretado, pruébate una talla más grande.

- Solapas: Con el saco abotonado, las solapas deben recostarse sobre tu pecho. Si se abomban o si se forma un espacio entre el saco y el cuello de la camisa, tal vez necesites otra talla... u otra marca.

- Hombros: El sastre no podrá arreglar un hombro prominente, así que asegúrate de que la costura del hombro llegue justo a donde termina tu propio hombro. La mayoría de los hombres sobreestiman su talla de saco. Si crees que eres talla 42, pruébate la 40.

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